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Flexibilidad: la ventaja que está salvando a las PyMEs del estancamiento

La rigidez ya no es viable. En el entorno actual, las PyMEs que sobreviven, prosperan y lideran son las que saben adaptarse rápidamente. No es cuestión de tamaño o capital: es cuestión de agilidad, visión estratégica y disposición al cambio.


En tiempos de crisis o transformación, la flexibilidad se convierte en un activo valioso.


¿Qué implica ser una empresa flexible?

La flexibilidad no significa caos ni improvisación. Significa tener una estructura preparada para el cambio, y una mentalidad abierta a lo nuevo.

Las PyMEs flexibles suelen:

  • Adoptar canales híbridos de venta.

  • Ajustar su modelo de negocio con rapidez.

  • Cambiar su estructura interna según las necesidades del momento.

  • Innovar sin esperar “el momento perfecto”.

  • Escuchar constantemente a su cliente y adaptarse a sus hábitos.


Esto les permite sobrevivir a cambios abruptos, probar nuevas ideas sin comprometer todo el negocio y mantenerse relevantes en mercados dinámicos.

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¿Por qué algunas PyMEs se resisten a cambiar?

El miedo a lo desconocido, la comodidad operativa o la falta de tiempo para rediseñar procesos hace que muchas empresas se queden en el mismo lugar por años. Pero el precio es alto: pérdida de competitividad, reducción de ingresos y estancamiento organizacional.

La flexibilidad debe convertirse en parte de la cultura, no solo en una respuesta de emergencia.


¿Cómo empezar a construir un modelo más ágil?

  1. Detectar procesos rígidos y crear alternativas.

  2. Digitalizar canales de atención y venta.

  3. Fomentar equipos multidisciplinarios y autoorganizados.

  4. Diseñar productos o servicios que puedan personalizarse.

  5. Adoptar herramientas que permitan trabajar con agilidad.


Las empresas que se adaptan primero, ganan ventaja.



📌 Fuente: Deloitte Insights (2023), The adaptable organization: a necessity for the new normal.

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